lunes, 29 de abril de 2013

LA BOTICA EN LA COCINA


LA BOTICA EN LA COCINA


            Según algunos estudios realizados en distintas localidades de nuestro país, en la gran mayoría de los domicilios podemos encontrar verdaderos arsenales de medicamentos que, en muchas ocasiones, no se conoce bien para qué sirven ni como tomarlos. En ellos aparecen productos antiinflamatorios, antihipertensivos, diuréticos, analgésicos, complejos vitamínicos, etc.

            Esto ocurre así porque, sin saberlo, desaprovechamos la principal botica que podemos tener y que más a nuestro alcance tenemos, que es la cocina y su despensa. Ésta contiene no sólo productos alimenticios en sí mismos, sino también algunos preventivos y otros que ayudan en el tratamiento de problemas comunes y frecuentes.

            Es evidente que los mejores complejos vitamínicos, con sistemas de digestión y absorción fáciles y rápidos, son los diferentes alimentos de una cocina variada como es la española, donde encontramos desde concentraciones de vitamina C en cítricos y patatas, hasta hierro, calcio, fósforo y otras vitaminas y minerales si pensamos en carnes, vísceras, pescados, lácteos, frutas y verduras. Además, en general su absorción es muy importante, con lo que no sólo prevenimos las hipovitaminosis, sino que mantenemos perfectamente las reservas del organismo y cubrimos sus necesidades.

            Siguiendo con un efecto beneficioso, el control de las grasas en sangre, salvo enfermedades congénitas (como las hipercolesterolemias familiares), se puede y debe conseguir con una dieta adecuada rica en fibra y aceites vegetales (sobre todo de oliva), pescados y cantidades suficientes de grasas saturadas (carnes y leche) y colesterol (huevo).

            La hipertensión arterial y algunas enfermedades cardiacas y renales tienen en el control de la ingesta de sal y en una hidratación adecuada (el agua es básica en la dieta) su punto de partida terapéutico.

            El uso de infusiones, verduras y frutas, ayudan y corrigen problemas de estreñimiento, pero también tienen efectos diuréticos y mejoran los problemas de secreción biliar.

            Los lácteos fermentados modulan la flora bacteriana intestinal a la par que aportan calcio, vitamina D y proteínas e hidratos de carbono.

            Por supuesto, el control de enfermedades metabólicas como la diabetes, se basan en exclusiva o asociados a fármacos, en la dieta.

            Así podríamos seguir hablando de problemas de todo tipo, donde veríamos que los alimentos son capaces de prevenir, mejorar o evitar muchos problemas y, en ciertos casos, curarlos. Esto sin hablar del efecto cierto o posible de algunos alimentos en la mejoría de enfermedades crónicas y degenerativas, aunque sin excluir la utilización de fármacos y, en ciertos casos, disminuyendo sus efectos secundarios.,

            Con todo esto hemos visto que los alimentos, en sus cantidades adecuadas, tomados de forma variada y equilibrada no sólo nos mantienen en perfectas condiciones, sino que nos ayudan a controlar muchas alteraciones.