lunes, 21 de julio de 2014

INTOXICACIONES ALIMENTARIAS

INTOXICACIONES ALIMENTARIAS

 
Con la llegada del tiempo cálido aparecen  un montón de variaciones que afectan a nuestra alimentación. Los alimentos de temporada, mas viajes y comidas en el campo, celebraciones y fiestas en restaurantes, chiringuitos y puestos callejeros, el mismo espacio en los frigoríficos pero más calor en el ambiente, el mismo tiempo para comprar y trasladarnos a casa pero a mucha más temperatura, la necesidad de comer y beber algo fresco, frío o helado.
Como consecuencia de todo ello, es más fácil que los alimentos se estropeen, que se contaminen por microorganismos nocivos para nuestra salud y que podamos enfermar desde por algo tan inocuo como una simple diarrea, hasta de una intoxicación que nos pueda poner muy muy malitos.
De todos es conocido el cuidado que se debe tener con el consumo de los huevos y sus derivados. Existe una bacteria llamada salmonella (en realidad son varios subtipos diferentes) que a partir de la mitad de la primavera ve su nombre en todos los medios de comunicación pues, aunque existe todo el año, es con las temperaturas elevadas que crece mas deprisa y causa procesos de gastroenteritis aguda severa, que se deben tratar médicamente en casi todos los casos.
Para evitar, que no tratar las intoxicaciones alimentarias, lo que se debe hacer, no solo en empresas de hostelería sino también en nuestras casas, es conocer cómo se producen y eliminar o aminorar las posibles causas.
Todos sabemos que, ahora, los huevos, al igual que el resto de alimentos, excepto algunos frescos, tienen una fecha de consumo preferente o caducidad, a partir de la cual no es recomendable comerlos, siendo preferible el tirarlos.
Como las temperaturas elevadas en el ambiente favorecen el crecimiento de muchas bacterias en todo tipo de alimentos, habrá que extremar el cuidado para no exponerlos al sol y mantenerlos en zonas frescas de la casa o, aún mejor, en el frigorífico. Alimentos como las verduras frescas se estropean antes y pueden contaminarse, transmitiéndonos enfermedades con más facilidad si soportan mas calor del normal; es por esto que verduras y frutas en verano deberían conservarse en las zonas dispuestas para ello de las neveras, calculando a la hora de hacer la compra que se mantendrán en buenas condiciones menos tiempo que en invierno. Lo mismo se puede decir de las verduras, por lo que es conveniente planificar el cocinarlas rápidamente y guardarlas así en nevera o congelador.
Muy importante en esta época es mantener la temperatura de las neveras y congeladores en niveles adecuados, con lo que su apertura debe hacerse únicamente lo imprescindible, procurando que los alimentos estén tibios cuando los queramos conservar tras su cocinado, pues de lo contrario no conseguiríamos buena congelación ni refrigeración de lo que vayamos a guardar y de lo ya almacenado.

Ante la más mínima duda sobre si el color, olor o sabor de un alimento fresco, cocinado, congelado o enlatado, es el adecuado, lo mejor es tirarlo antes de padecer una enfermedad porque esté en mal estado. Si desconocemos su fecha de caducidad o cuando lo cocinamos o introdujimos en el congelador, es mejor tirarlo. Nuestra salud y la de los nuestros están por encima de un alimento y de su coste.  

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