martes, 23 de junio de 2015


AGUA

 
            El agua es una parte importantísima e imprescindible a tener en cuenta en cualquier dieta, desde la dieta normal de una persona sana y de diferentes edades hasta las diseñadas para enfermos de todo tipo.
         La “diferencia” de nuestro planeta con el resto de los del sistema solar, y con la gran mayoría de los demás de otros sistemas estelares, es el agua. Esta presencia, como agua líquida y componente de nuestra atmósfera, es la causa de que la vida, tal como la conocemos en nuestro planeta, haya podido desarrollarse y, aún más, lo haya hecho de la manera en que la podemos ver.
         El agua es parte fundamental de todos los organismos vivos en mayor o menor proporción. En el hombre oscila desde más del noventa por ciento de su peso al nacer, hasta un setenta y cinco u ochenta por ciento en la vejez.
         Es el elemento facilitador de los procesos metabólicos del cuerpo humano e imprescindible en muchas reacciones químicas; además es soporte de todas las estructuras dando volumen a células y tejidos; es el medio en que se transportan nutrientes y desechos; ayuda a la regulación térmica; permite la disolución de sustancias o bien impide su paso a otras; ayuda, por su contenido en solutos a mantener situaciones con gradientes eléctricos en el organismo; confiere elasticidad mayor o menor a los tejidos, etc.
         Ha sido en estos últimos años en los que, a través de estudios serios, se han comprobado los efectos saludables que una ingestión correcta, en cantidad, de agua producen en el organismo. Por ejemplo, la disminución de la incidencia de cáncer de vejiga, ocurre en personas en que la toma de líquidos es la adecuada.
         Los líquidos, por mejor decir, el agua, se considera como un nutriente esencial para el ser humano, mejora el volumen de sangre circulante, la fluidez de todas las secreciones glandulares, las funciones renales, hepáticas, digestivas, respiratorias, etc., aumenta la turgencia de la piel, disminuyendo así su envejecimiento, mejora la capacidad y velocidad en la excreción (expulsión) de tóxicos del organismo, etc., etc, etc.
         Evitando situaciones extremas, patológicas, en la ingestión de líquidos, es un elemento que no sólo no es nocivo sino que es necesario, beneficioso y esencial por sí mismo y por lo que aúna tanto en forma de agua como por su contenido en solutos, bien sean minerales como vitaminas.
         El agua debemos tomarla como bebida habitual a lo largo del día pero, además como una parte importantísima de productos, por ejemplo los lácteos, las verduras, las frutas, las infusiones, las salsas, los caldos, las sopas y los zumos. Hay situaciones en las que bien por gusto, bien por intolerancia digestiva o bien por dificultad en la deglución (al tragar) que podemos beber agua con sabor por rodajas o pequeñas cantidades de ciertas frutas, sobre todo cítricos como el limón, la lima o la naranja, o podemos tomarla con espesantes o en forma de gelatinas si tragamos con dificultad.
         Las pérdidas de agua corporal no solo son las que tenemos por orina o sudo, sino que también se producen con las heces, la respiración, el sudor y la transpiración; es por esto último por lo que cuando aumenta la temperatura ambiente (verano, clima tropical o desértico) debemos incrementar el consumo de agua de la dieta e intentar disminuir las pérdidas protegiéndonos del calor y la luz solar, como haría un tuareg en el desierto del Sahara o un habitante del Valle de la Muerte.
         Especial cuidado se debe tener con niños pequeños y ancianos que o no pueden pedir líquidos con claridad o no controlan la sed ni la pérdida de agua por la piel. Es a ellos a los que debemos darles de beber con frecuencia y ofrecerles una dieta muy rica en frutas y verduras.
         El  agua es vida y que por ello no hay que olvidarla en nuestra vida habitual de prisas.